

Poco a poco el sol se va durmiendo, apaga su fulgor de manera más temprana como si quisiera ir llamando dulcemente al sueño a las criaturas que habitan los bosques y prepararlas para su descanso invernal.
Al llegar los funerales de las hojas el suelo termina por convertirse en una inmensa y mullida alfombra de hojarasca, las gotas de rocío van dejando atrás su forma liquida ansiando amanecer convertidas en copo de nieve.
Y es ahí cuando ese mágico telón de fondo que es el otoño abriga los corazones con su magia y dota a los sentimientos de esa sensación de urgencia de hacer las cosas antes de que el helado y blanco silencio de la nieve lo cubra todo.
El otoño es cómplice de los cálidos arrumacos, de los susurros a media voz entre vahos que cruzan el frío ambiente para posarse sobre un enrojecido lóbulo y de los besos que acarician con su delicioso calor la piel y los labios. Los días más cortos sólo apremian a entregarse, a amar y ser amado y a vivir más intensamente de un modo más acelerado.
Así que aprovecha esta estación y entregate al amor, al goce de los cálidos sentimientos que nos protegen del frío y aíslan la pena manteniéndola lejos del corazón.
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