martes, 5 de enero de 2010

Carta a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente

A sus majestades los Reyes Magos de Oriente:

Queridos Reyes Magos ya han pasado años desde la primera misiva que os envié.
Cómo bien sabéis este año he sido tan buena como todos los años anteriores, si bien es cierto que continúo siendo algo asustadiza, medianamente coqueta y un tanto llorona, pero actúo siempre como es debido llevando siempre a mi lado a la bondad y el respeto.

Desde que recibisteis aquella primera carta mía llena de monigotes de colores en la que os explicaba con dibujos que deseaba, siempre habéis sido correctos conmigo.Todos los seis de enero me he levantado con un maraña más que importante de paquetes...

Recuerdo que cuando era muy niña me traías todas las muñecas habidas y por haber que cultivaban mi ternura y mi solvencia como persona, pasando mi infancia llenasteis mi casa de libros y caros materiales de pintura y dibujo que avivaban mi ya de por si despierta imaginación, una vez llegada a la adolescencia fuisteis fieles a la moda y llenareis mi ropero con prendas que acoplé a mi propio estilo. Nunca escatimasteis en cantidad ni en calidad y a pesar de que los pobres camellos debían desfallecer de fatiga siempre acudisteis a vuestra cita puntuales.

Y a pesar del afecto sincero que siento ante tales muestras de cariño, me pregunto si alguna vez es verdad que leísteis mis cartas o si tal vez vuestros pajes se olvidaron de transmitiros cuál era el verdadero regalo que siempre deseé.

Cada seis de enero buscaba y buscaba, entre tanto objeto valioso y tanta chuchería mona a ese regalo que desde antes de saber escribir os había pasmado en el papel con ceras de colores.

Como aquel año no obtuve la respuesta ansiada, seguí insistiendo, escribiendo una tras otra, una carta decorada con más dibujos y si eso no surtía al año enviaba una carta más vistosa con letras de colores, al siguiente os mandé una carta con un colage en relieve, al siguiente un envío con papel perfumado...


Y así vi correr muchas cartas con vuestros nombres sobre el sobre, muchos fríos eneros que perpetraban mi espera, muchos regalos hermosos pero sin mayor sentido que el de agradar... Hasta que llegó un Enero bastante después de vuestra visita y no sé si fue un regalo tardío vuestro o qué...Pero al final lo encontré.

No venía con ningún lazo al rededor de su sonrosado cuello, tampoco tenía una tarjeta que indicara quién era su dueño, pero había algo en él que me decía que era para mí. Así que por un momento dejé de ser asustadiza, me envolví en sinceridad dejando atrás mi coquetería y llorando de alegría le abrí de par en par las puertas de mi mundo y mi corazón...

¿Y sabéis? Dicen que los mejores regalos son los inesperados, pero yo no creo que sea así...Yo le estaba esperando desde aquella primera carta e incluso desde antes que yo supiera siquiera que existíais.

Y ahora que por fin tengo lo que tanto ansiaba, ya no puedo pediros nada más pues sólo la vida y sus devaneos marcarán el rumbo de esta nuestra historia. Así que lo único que deseo es que seáis buenos con los justos y los bondadosos y si es verdad que todavía hay alguien más que espera cómo esperaba yo, le deis una rápida resolución.

Muchas gracias por vuestra atención. ¡Feliz reparto de ilusión!

Atentamente la rapaciña de ojitos claros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario