
Muchas veces me han dicho que voy siempre a revés del mundo, que río cuando hay que llorar y me rindo cuando hay que luchar. Siempre estoy en las nubes, sobretodo cuando se supone que debería estar prestando atención, tanto que cualquiera diría que me gusta rizar el rizo y dar al loco la razón.
Pero es que no saben que mirando donde no hay que mirar suelo encontrar lo que hace especial mi vida, que cuando más me apremian a que encuentre el rumbo me hacen sentirme más perdida. Porque yo soy cómo las hadas aparezco y desaparezco sin previo aviso, al igual que sonrío o grito sin pedir previo permiso.

Estoy acostumbrada a que quieran bajarme de mi castillo en las nubes y cuando bajo, preguntan lo que veo allí y siempre les contesto:- ¿por qué no subes?- Al oirlo me miran extrañados cómo si hubiera dicho una sandez y entonces suspiro, miro mi castillo y hago lo posible por volver.
Mi vida es así, una casa empezada por el tejado un reino donde mandan a la par las elocuencias y lo olvidado. Porque ninguna vida es igual pero la mía es un auténtico cuento sin final.
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