
Tú aun no lo sabes pero me he castigado porque hay algo que jamás podré dar por olvidado... Otra vez el vómito en mi garganta y las agujas en mis dedos, y mientras el dolor se implanta intento que sepulte mis miedos. La sangre que brota de mis yemas ya me llega hasta los codos y el olor a lo no ingerido llega hasta el más profundo recodo. Me castigo por no saber, me castigo por no merecer, me castigo porque me aterra todo lo que llegaría a perder. Mi mente esta nublada por todo el daño que me he hecho y desde el espejo me sonríe aquella que nunca muere, la que se engrandece con mis actos y me mortifica impunemente. Me han flaqueado las fuerzas y he caído al viejo abismo donde la verdad y la mentira se disfrazan de espejismo. He estado aquí tantas veces que ya no puedo llorar, sólo me queda esperar a ese nuevo día que tu amor me ha de dar.
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