Para mí eres el sol y la luna, aun de noche o de día llevo tu rostro de guía. Para mí eres mi alegría y mi contento, eres la estrella más bella de mi firmamento. Para mí tú lo eres todo, eres mi más valioso tesoro....Dicen que en San Valentín hay que demostar el amor al amado, pero tú y yo dejamos rastros de amor todos los días, en el aire, en el cielo, por las aceras y en la más angosta de las esquinas. Dicen que el amor es un sentimiento pasajero, pero ellos no saben que nuestro amor es verdadero. Dicen y cuentan aquellos que con curiosidad nos miran pero bien sé que para ellos quisieran aquello que en secreto admiran...Para mí y para ti eso es lo importante y lo demás que se pierda en la oscuridad irrelevante.
Cuando el último cordel que me unía a la titiritera quedó roto, supe que había traspasado la frontera de lo real para adentrarme a un mundo imaginario. Aquel era el único lugar donde podía estar a salvo de la crítica, la burla y la mofa constante. Allí podía ser yo, lejos de aquellas estrictas órdenes que se dictaban bajo la tirana mirada de una mujer con el corazón de hielo. Lo que por aquel entonces desconocía, es que existen muros que no se deben traspasar y caminos que es mejor no explorar porque una vez dado el paso ya no hay vuelta atrás. Y si tu corazón y tu mente no son fuertes, ni capaces, te quedas atrapado en un laberinto lleno de espejismos dónde absolutamente nada de lo que ves es lo que parece ser.
No siempre el final del cuento es feliz, no todo el mundo tiene un hada madrina, con mucha frecuencia no resulta válida la expresión “fueron felices y comieron perdices” y por todos es sabido que el espejo no siempre dice la verdad... Este es el rincón de una princesa principiante que escapó a su destino con un manual de princesas que resultó ser un libro con las páginas en blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario