martes, 1 de septiembre de 2009

Viajando sin miedos

No me considero una princesa miedosa, pero como todo ser humano ya sea plebeyo o de rancio abolengo, tengo mis temores, si bien algunos de ellos podrían calificarse como absurdos y otros están confirmados por pesados fundamentos.

Tengo un extraño respeto hacia lo desconocido, a aquello que se escapa de mi rutina y a esas tierras del mundo tan distintas, extensas y distantes de mí que nunca he llegado a pisar, aunque a veces las he visitado en mi mente.

Al mismo tiempo como todo miedo hay una parte de estos miedos que me atraen inexorablemente. Puede ser esa nube de misterio que lo envuelve y que lo vuelve místico y en cierto modo deseable.

Dentro de una semana partiré hacia una ciudad tan extraña y a la vez tan conocida. Nunca he pisado el adoquinado de esas brumosas calles, ni me he visto reflejada en ninguna cristalera de sus vistosos escaparates , tampoco mi voz se ha perdido por algún auricular de una de sus cabinas rojas y sin embargo puedo decir que he estado allí, paseando por Hyde Park incluso antes de que este pasará de ser pabellón de caza privado a parque público, he buscado en su cielo esa rastro de la estrella que me inca el camino a nunca jamás y he buscado como muchos otros el famoso andén nueve y tres cuartos de la estación de King´S Cross… ¿Y después de todo esto quién dice que no la conozco y quién afirmaría que la desconozco?

Aun sin saber que aroma guarda su aire y la sensación que me producirá escuchar el marcado acento de sus habitantes, me atrae la idea de comprobar por mi misma aquello que he visto tantas veces y que otros me han narrado.

Así que a esta princesa novata le toca volar, volar no con sus alas de hada, si no coger un avión que la lleve a un destino que la aguarda desde hacía ya algún tiempo. Un destino en el que antes desembarcaron conquistadores con sandalias de cuero y de lengua latina, piratas feroces tratados como héroes y mercaderes venidos de todas las partes del mundo conocido. Ahora me toca a mi descubrir lo que allí me aguarda, dejar mis miedos atrás y meter en la maleta mi espíritu de aventurera y ver qué hay al otro lado de la frontera.

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