domingo, 2 de agosto de 2009

El día del despertar

Un día de enero de un largo sueño me desperté,
sacudí el polvo de mis alitas de hada.
Decidí levantarme y aun sin poder volar, caminé


Tú no lo sabes pero desde aquel frío día
dejé de llorar por las esquinas,
dejé de atrás dolor y pensé en lo que quería.

Y quería tu sonrisa en tamaño familiar
el aderezo de tu voz
y esa mirada tuya para acompañar.

De noche pensaba en ti y en aquellos miedos absurdos,
los que cuando las cosas empiezan a ir bien
dejan de ser esos ecos sordos y mudos.

Me daba cuenta de que te iba queriendo,
cada día un poco más
y que los temores, tras de ti, se iban muriendo
Un domingo cualquiera me deje llevar
por el cariño que te tengo
y esas ganas locas que tenía de amar.


Amar cada gesto de tus manos
cada palabra de tu boca
y cada lugar donde estábamos.

Aquel día lloré de absoluta felicidad.
Fue como despertar
de una pesadilla que duró una eternidad.

Y ahí estabas tú abriéndome las puertas del cielo.
Dándome tu amor, tu cariño y compresión
y regalándome sin saber todo lo que anhelo.

Tú arreglaste mis alitas para volar
Me devolviste a la vida
e hiciste que mi corazón volviera a confiar.

Son ya algunos meses aquí en el paraíso
Y solo quiero agradecerte
que con tu amor me sacaras del abismo.

Tú has hecho que este cuento sea como los de antes
Con un final feliz y un amor
que hace que todos los días sean especiales e importantes.

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