lunes, 15 de marzo de 2010

Por quien doblan las campanas

Aquel día las campanas doblaban por ti, resonando en mi cabeza y anunciando el que sería el fin de mi cordura. Sobre el cielo plomizo volaban los cuervos, asustados por el estruendo y yo que los veía, entre lágrimas, quería volar con ellos, irme lejos, muy lejos de aquel triste lugar, dejar de ver y de escuchar. Ese mismo cielo gris se compadeció de mí al verme tan sola y desvalida, pecando de mi falta de alas, y allí descargó una aquella espesa lluvia que lloraría en silencio conmigo. Cuando quise darme cuenta todo lo que quedaba de ti quedaba oculto tras una losa de mármol junto con nuestras esperanzas y deseos. Hoy ya no estas, ni están los sueños que construimos y todos los recuerdos que tengo de ti aun hoy en día son heridas que empañan la imagen de tu rostro. Lo siguiente que recuerdo de aquel aciago día es ver mi sangre corriendo con el agua sobre aquel sepulcro que te guarda. Sangre fruto de mi propia desesperación y de mi angustia, porque todo en este vida tiene solución salvo el descanso eterno... Todavía hoy me veo enlutada bajo la lluvia escuchando las campanas que tú ya no oirás nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario