domingo, 21 de febrero de 2010

Las caricias de mi jirafa

Hay manos que hablan cuando la garganta es muda, manos que dan vida a lo que se pasa por la imaginación. Hay manos que siembran los bosques del mañana, manos que otorgan peso a las palabras y hay manos que con una caricia abren las puertas del alma y el corazón.

Hace días que esta princesita no quiere nada más que sentir tus manos en mi cabeza, jugando con mis rizos, despeinándome el cabello y las ideas. Porque sólo esas manos que tan bien me conocen saben hacer de un cariñoso y simple movimiento una maniobra que rebosa arte y amor.

Existen mil y una maneras de acariciar la cabeza pero la tuya es diferente y especial, única en su especie y hacedora de bienestar.
Es tan tierno el momento y tan dulce es la sensación de tener tus manos sobre mi cabeza dibujando esos recorridos que traspasan mi cabeza y trazan un sendero de paz en mi mente, mientras mis pensamientos caen rendidos y se dejan mecer mansamente en la cuna de tu regazo.

No existe una sensación igual como la plenitud tranquila de tus manos sobre mi cabeza, entre mis hebrillas doradas que se doblegan ante tus dedos y que hacen que las nubes de mi mente se despejen y sólo dejen entrar el cariño y el amor que con tus manos sabiamente me das.

No hay comentarios:

Publicar un comentario