lunes, 4 de mayo de 2009

Amor Estelar

Allá en el horizonte, prendidas en el oscuro universo, allí donde todo es vacío y lóbrego más allá de la luz de las constelaciones y donde los sentimientos no tienen cabida. Dos estrellas se miraron y sin saberse la razón ni el motivo concreto se enamoraron.

Tan grande era su amor estelar que decidieron eliminar sus órbitas y perder su forma elíptica para dibujar en el espacio los corazones que simbolizaban tan hermoso sentimiento.

Se amaban con toda la pasión que les permitía irradiar sus cuerpos celestes, pero la distancia que separaba la una de la otra era muy grande y no podían tocarse, ni acariciarse, ni expresar en un beso todo aquello que sentían.

Porque el amor en el universo está prohibido, todo movimiento y toda formación tienen un frío motivo o una calculada razón. Allí no había cabida para los anhelos de aquellas dos estrellas.
Pese a aquella razón universal aquellas dos estrellas tan distantes decidieron saltarse las normas del metódico y estricto universo. Con un cómplice gesto y a la par se salieron de sus marcadas órbitas para convertirse en dos estrellas fugaces que se dirigían a gran velocidad a un mismo destino.
Las estrellas sólo querían besarse, pero sabían que aquel deseo tan ferviente sería también su camino a la muerte. El primer y único beso que les haría desaparecer para siempre del firmamento, pese a todo continuaron su carrera suicida.

Y cuando se tocaron, ambas se fundieron en un abrazo de amor y de muerte. Pagando gustosas el precio de amarse en aquel universo frío, oscuro y calculado.

Aquellas estrellas fueron las primeras en dar el paso, en saltarse las normas de ese universo sombrío y carente de sentimientos, pero aún hoy las estrellas que se enamoran siguen el camino de las desaparecidas amantes. Porque saben que aquel efímero y breve instante de amor vale más que una eternidad en fría, oscura y calculada soledad.

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