miércoles, 27 de mayo de 2009

El dilema de una princesa miope

No te ofendas, mi amor,
si te digo que llevar gafas para mí sería lo peor.
Estoy acostumbrada a ver la vida distorsionada
así no necesito estupefacientes para sentirme colocada.
Ya sé que evitaría darme de bruces
y no comerme las señales
en pasos de cebra y cruces.
Pero es que soy así, miope por excelencia
y coqueta hasta perder los límites de la paciencia.

Si bien es cierto que por ti rompería la regla
de llevar gafitas sólo en días soleados.
intentaré convencerme de que mi monería no se merma
por dejar mis verdes ojos tras cristales regulados.
Quererte te iba a querer igual,
viéndote bien, regular o mal
independientemente de un cristal.
Eso sí, culpa tuya será
si al querer mi ropa con las gafas combinar,
llevo a mi familia a la ruina total.

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