lunes, 11 de mayo de 2009

Pintamonas


Al principio todo partió de la nada,
una nada lisa de un tono blanco neutro.
El primer día tuve una idea,
al segundo una inspiración,
al tercero un boceto a carboncillo
y al cuarto un mundo a color

Lo del dibujo y la pintura me viene de muy niña. Siendo bien pequeña podía pasarme horas dibujando y creando un mundo multicolor y por mucho tiempo que emplease nunca me cansaba de estar rodeada de ceras y lápices, dibujando mil formas, personajes dispares y mundos fantásticos.


Parecía que mi cabeza era un surtidero de ideas y el lápiz la varita mágica que les daba forma a aquellas figuras que me sonreían, contentas de ver al fin la luz, desde el papel.
Mis dibujos siempre fueron alabados por mis profesores, compañeros y familiares que se alegraban de que aquella niña tímida en extremo, de pocas palabras y de escasas muestras lucidez, tuviera algún don visible.

Mis primeros garabatos, no eran simples líneas las formas y la selección de colores no eran naturales en una chiquilla de tan corta edad… Recuerdo con especial cariño el dibujo de un canguro que hice en preescolar, aquella mañana antes de que mi madre me acercase al colegio había visto un programa de animales y aquel día el canguro fue la estrella. Cuando llegué a mi pupitre cogí la caja de los colores y de cabeza dibuje un canguro con todo detalle que dejó boquiabierta a mi profesora. Tanto la sorprendió que en el recreo se apresuró a mostrárselo al resto de docentes. Cuando regresé a clase en un lugar privilegiado del aula se encontraba mi canguro, la señorita había colocado mi dibujo sobre un marco para que todos lo admirasen. Aquella fue la primera vez que sentí orgullo por algo que había creado. Allí en aquel marco que la señorita eligió estuvo mi canguro no sólo aquel curso si no en venideros, pues mi primera “obra de arte” fue adquirida por el colegio como vanidosa muestra sobre lo que sus alumnos eran capaces.

Actualmente sigo dibujando y pintando, el carboncillo y las acuarelas no se despegan de mí...Quizás algunos de vosotros os habréis preguntado qué pinta una mona, yo no sé lo que hará un simio, pero una servidora pinta todo aquello que se le pase por la cabeza.
Generalmente pinto figuras femeninas debido a que estoy muy familiarizada con su anotomía y las formas características de una mujer. Nunca he perdido mi estilo propio y con el transcurrir de los años he adquirido mañas que muchos de mis profesores de arte criticarían a voz en grito pero a su vez alabarían en secreto.

Me gusta dibujar, puede que esa sea la mejor manera en la que me expreso, incluso las palabras se quedan cortas para lo que soy capaz de manifestar con un pincel sobre un lienzo. A mí manera de ver el dibujo y la pintura no se trata de llevar un objeto a otra dimensión o de reproducir una escena con mayor o menor acierto, el dibujo como todo arte ha de crear una emoción ya sea al propio artista o al espectador y si ese dibujo no la crea entonces no es dibujo ni pintura sólo una mecánica reproducción.

Esta es una de las facultades que tiene el arte pictórico que me gustaría transmitir a un recién iniciado en el dibujo, mi querida jirafita, que ya hace sus pinitos con gran acierto y mejor voluntad. Así que esta mona monísima tiene que ponerse las pilas o más bien los pinceles para que no se le adelante este cuadrúpedo rumiante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario