jueves, 2 de julio de 2009

Asomada al abismo

A veces el pasado es como ese lobo feroz que aguarda en algún lugar recóndito del bosque de la mente, esperando a que bajes la guardia para darte caza.

Esta princesa novata es como esa caperucita ingenua que vive en su mundo de fantasía hasta que sin saberlo se adentra en la espesura de su mente, acaba perdiéndose y se encuentra de bruces con el lobo hambriento y ansioso tras haber esperado largo tiempo.

El lobo clava sus fauces envenenadas en mi desprevenida piel y me inyecta un veneno mortal, que me arrastra hasta un abismo que creí olvidado. Pero lo cierto es que este abismo está a tan solo unos pasos del camino que me conduce a la felicidad.

Por ello debería ser más precavida y menos confiada, actualmente me encuentro en un punto en el que la dicha me embarga, pero ni la más absoluta de las felicidades es siempre completa. El abismo aguarda que volvamos a caer en él, es sus profundas y oscuras aguas, esas que ya me ahogaron más de una vez y de las que a duras penas pude salir a flote.


Esta vez voy a procurar estar alerta antes de que me pierda en mi misma, el pasado me encuentre, me emponzoñe con sus dentelladas, divague y en esa lucha de emociones y pensamientos acabe cayendo a las frías y cenagosas aguas de la desidia y el dolor.

Sé que en ocasiones estas recaídas en viejos pasajes son de lo más común, pero aun de producirse voy a estar preparada. Dispuesta a plantarle cara al lobo malo y a mirar de lejos y con suma indiferencia al abismo de más allá de mi camino de baldosas amarillas.

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