miércoles, 8 de julio de 2009

Una mona que sabe lo que dice y sabe lo que compra

Esta es una de esas épocas del año en las que soy más feliz. Si bien es cierto que actualmente mi felicidad es continua gracias a la presencia de mi jirafa. Pero con la llegada de las rebajas, mis expectativas para cambiar de ánimo si estoy decaída por algún motivo se duplican o se triplican dependiendo del descuento que obtenga en las prendas más codiciadas por una servidora.

Debo añadir que en tiempos revueltos, económicamente hablando, como estos en los que los descuentos aun son mayores y los saldos aparecen donde menos te lo esperas, es una ocasión más que recomendable para que esta mona monísima renueve su ya de por si extenso vestuario.

Y ahí estoy en plena vorágine de compras con un cargamento de ropa nueva que hace que la encargada de los probadores se desespere y que la caja registradora eche humo. Si bien es cierto que los precios bajan y mi dinero vuela, pero mantener mi estilo es uno de los pocos caprichos que tengo, ya que el dinero que otros se gastan en vicios insalubres como el tabaco o el alcohol una servidora lo invierte en ropa. Pues esta mona más que de seda se viste a su manera, y ya sabéis los que me conocéis que esto implica cierta dedicación.

Si se sabe mirar bien y calcular una ruta en la que sea sencillo visitar varias tiendas sin implicar largos desplazamientos, en una sola mañana de compras se puede encontrar todo aquello que se necesita. Palabra de mona, que sabe lo que dice y sabe lo que compra.

Así que animaos y aunque no compréis echar un vistazo pues a buen seguro que me veréis tras unas cuantas bolsas.

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