domingo, 27 de diciembre de 2009

Navidades con mi Jirafa

Dicen que cada Navidad es única y especial. Y tras haber vivido algunas más lucidas que otras, esta pasada a sido realmente diferente y única.

Aunque mi jirafita no estaba presente en la en la noche más buena de todas, mi corazón albergaba vivo su recuerdo y al llegar la mañana del 25 de Diciembre tan sólo unas pocas horas me separaban de él...¿Verdad qué es bonito el mundo cuando se sabe cuál es el motivo que mueve al compás de un villancico los latidos de nuestro corazón?

Y es que, querido míos, no todas las Navidades se tiene a una jirafa como ayudante de Santa que te trae a cuestas un oso enorme, mucho más grande tú y en cima te deja de aguinaldo, sobre tu sonrojada carita, besos de chocolate y almendra.
Puede que esta Navidad. la princesita novata que os escribe, haya vuelto a esa alegría porque sí, a ese cantar sin razón y al sonreír sin motivo aparente. Porque esta Navidad no sólo he tenido de regalo decenas de monerías, en este día, Santa Claus se ha lucido y me ha dejado en el calcetín el secreto más viejo y extraño para ser feliz.

Lo único que necesitamos para ser feliz es tener alguien a nuestro lado que nos apoye, nos escuche, mime y quiera. Y este secreto, por sencillo y mediocre que os parezca es una de las escasas formulas infalibles en el mundo para obtener la dicha plena.

Yo, por gloriosa fortuna, es algo que tengo desde hace ya algunos meses atrás y me conmueve redescubrir esta verdad día tras día.

Sin duda alguna tal cómo en algunas ocasiones un pequeña aparición cósmica cambia el curso del universo, yo puedo congratularme en contaros como una jirafa con alma ángel y cerebro de genio, cambia el sentido de una fiesta señalada y la reconvierte en aquellas Navidades dónde el tiempo se consagraba al cariño y a la magia.

Gracias a ti, mi dulce jirafita, por llenarme la vida de alegría infinita y por hacer de esta Navidad la más dulce y tierna de mi corta historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario